En medio del caos diario, muchas veces nos olvidamos de lo más importante: nosotros mismos. Dejamos para después el autocuidado, la pausa, la escucha interna. Pero ¿y si te dijera que con solo una vela, un espejo y unos minutos puedes volver a ti?
Hoy te invitamos a probar un ritual de amor propio. Un momento simple, pero profundamente transformador.
¿Qué necesitás?
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Una vela aromática que te conecte (elegí una fragancia que te haga sentir en casa: lavanda para calmar, vainilla para abrazar, menta para despejar).
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Un espejo (puede ser el del baño, del dormitorio o de cartera, lo importante es que puedas verte).
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Tú, con ganas de estar presente.
El ritual
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Prepara el espacio
Buscaun lugar tranquilo. Apaga luces fuertes, pon música suave si quieres. Enciende tu vela y permite que su aroma te envuelva. Ese instante de fuego encendido es el inicio de tu reconexión. -
Mirate a los ojos
Acercate al espejo y sostiene tu mirada. No corras, no te escondas. Solo mira. Permitite reconocer todo lo que eres, con amor y sin juicio. -
Háblate con ternura
Decite cosas lindas. Agradécete. Perdónate. Felicitate. Puedes decir frases como:
"Gracias por no rendirte. Estoy orgullosa de ti. Eres suficiente. Te amo."
Aunque al principio cueste, tu alma lo va a escuchar. -
Respira, siente, conecta
Toma unas respiraciones profundas. Siente el aroma, la luz cálida de la vela, el silencio. Este momento es solo tuyo.
¿Por qué hacerlo?
Porque el amor propio se construye en gestos pequeños y conscientes. Este ritual es una manera de volver a tu centro, de darte ese abrazo que a veces esperas de afuera.
Una vela, un espejo y tú: eso es todo lo que necesitas para recordar que eres tu mejor compañía.
Con cariño, Zen Aromas.